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A donde van los escritos extraviados...

martes, 27 de abril de 2010

Del más allá.

“Vamos a pasear por el camino de la noche”; hacía tanto que no rozaba el silencio, que dormía sin poder soñar, y el sonido de las voces dulcificadas sólo habían sido los susurros musitados de cama en cama.

¡Y ahora todo era opaco, lóbrego cerrado..! Pero de todas formas… Aún se podía advertir,

Que para todo hay una segunda vez, siempre hay una segunda dirección, que todos los caminos conducen a la antigua Roma.

A veces se tiene lo que no se merece, y se desea lo que no se ama con la misma obsesión que Persifae.

En el cielo de los cuartos de hotel no habitan los silencios prolongados – no, no habitan – ni mucho menos se halla el silencio; así que la primera dirección es la eternamente errada, la que se anota aprisa, mal y a letras grandes e irregulares,

Porque el primer camino nunca existe, – no, no existe – todos nos equivocamos en la primera vez. Y en la segunda.

Así que su primera dirección siempre resultaron rodeos, no la condujo nunca a ninguna parte, Claire no supo volar, no supo rozar el silencio ni entender las sumas de la escuela dominical, para ella la ciudad de Dios seguía con Dios (y así sea), como resultaba que en misa se marchaban bendecidos, pero no con Él. Esa también era el la senda encaminada hacia ninguna parte, el primer camino, el primer borrón en la dirección equivocada,

“Toc, toc.”

Claire lo sabe, - ahora Claire sabe tantas y cuántas cosas… - la casa estaría abierta a pérfidos, traidores, execrables y aciagos de la vida.

Como el carmín, el pintalabios de una dama extendido por las mejillas, una bailarina de Cabaret en medio del Cascanueces, la sonrisa de un niño mientras fantasea con las escalas, con el Réquiem de Mozart, tal vez.

En la historia siempre habrá quienes se conciban a sí mismos en la primera dirección, hasta que disciernan la segunda vía.

A Claire Santo Tomás de Aquino le resultaba aburrido; creer en el infierno como algo tan templado,
El mundo era frío, el infierno era ahora; la gente continuaría por su primer camino,

Dicen – sólo dicen – que lo más complejo eran los primeros pasos hacia Dios, el abismo, el infierno, ahora la vida aciaga, después la muerte, después el más allá.

“La vida que no podremos vivir”,
Porque desde la oscuridad contemplativa, Claire aprendió demasiadas cosas.

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