También escribo en...

También escribo en...
A donde van los escritos extraviados...

martes, 27 de abril de 2010

Del Amor y sus Lenguajes de Periódico. (I)

A Claire le pareció desde el principio un interesante anuncio: “ Gustaría hablar en glíglico con aquel que no comprende. Que para él la tierra es tierra, la caja de Pandora es algo agotado sólo porque ya está abierto antes que todos nosotros; que el aire es aire, l’ air, la brise, ni azul ni impura; el agua como aquello que se fuga en las manos;

Ill possède des cendres entre les mains,
des mains mortes et dorées,
les mains qu'elles nourrissent et clouent,*
Y los cuadros de Chagall, su torre Eiffel y sus gatos; su ingravidez nocturna y descuidada, una luminiscencia austera y fría.

Crearía palabras, y colores, y gritos, y buscaría la lluvia bajo escombros en las calles del Montevideo, donde una niña linda, la dulce Claire, creció y vivió, y huyó del polvo y de las piedras, de la luna y las ruinas, de las noches tristes de Chagall y de todos los gatos de mirares azules en las calles, del acordeón partido en dos, y del tití haciendo sus escaramuzas.
Los repartidores de periódicos en sus bicicletas al clamor de la imprenta barata y fácil, el olor a sardinas, a sudor, la ropa tendida y vieja, y sucia después de lavar; olor a infancia triste, a infancia encandilada hacia las más tristes servidumbres de una puta.

Claire crecería, comenzaría llorar, olfatearía el aire viciado hacia lo alto de los balcones donde la gente cree dormir – pero sólo cierra los ojos una noche más al mundo hostil, a la criatura infernal que se apodera de sus plazas, sus barcas meciéndose en silencio más abajo del puerto. – y entonces, sólo entonces,


Ahogaría su fe en la bañera, y mientras, los días pasarían mojados, “que comience la lluvia, que comience el olor a sardinas y a la casa de baja alcurnia, que descienda la ira, que llueva adentro, en su camisa, en sus pórticos…”, - y por fin tierra, sangre, dolor, por fin a cosas vivas, sí, a cosas vivas – que pueda escuchar el ladrido de los perros en una cama fría, cada vez ocupada por los distintos rostros de los que ya sólo duermen, sin saber con quién.

A train de gran vitese rumbo a el piano de Charlie Parker como un perseguidor, tal vez el mismísimo Jack, laguideciente…

Que se despierte la tierra y la conciencia, que los suspiros sean algo más que la música de un tango amortiguado al fondo de las balaustradas, ponga un Munch en su vida, faire de vous un Munch Dans votre vie!

Róbenme el silencio de las páginas, el diálogo abierto, un soliloquio, quemen el teatro et Le Bastille si hace falta, ya está bien de orden y desorden,

Más triste habladuría que la de aquel escondido entre cien líneas y el lector de los cafés de esquina, diálogos callados, de tedioso aburrido a post mortem, lacrado como en los sellos, pobre hombre, ajusticiado en la palabra.


El pesimismo hace que las caídas desde los quintos pisos sean más delicadas, solo hay que saber volar, saber saltar; la vida hasta entonces se formaba como algo seguro que ya perdía su gracia, su sentido,

Así que vuela, Claire. Vuela.

Pobre Claire, muchacha, colgada en los balcones escuchando a Neruda, y a Lorca, y a Rimbaud,
En esta vida hubo de ser idiota, hubo de ser poeta,

La noche envuelve, inunda, las filosas golondrinas escapan hacia el mar, cierran los ojos.

Ella también cierra sus ojos, antes de decir su adiós, Au Revoir, Bye Bye, Tschüss, como quiera llamar su tierna eternité,

Esta vez para siempre.



(Posee cenizas entre las manos,
Manos mortecinas y doradas,
Manos que acarician y clavan
.)*

No hay comentarios: