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jueves, 8 de julio de 2010

Ciudad del Silencio.


Viajaba hacia el infierno de los callejones. Había tenido pistolas en la sien, aún sin saber por qué. Visto tan de cerca, el cañón de las 28 le parecía un túnel de viento.

Hay disparos que van directos al dolor. No necesitamos sangre para vivir, ya ni siquiera necesitaba respirar. No era valiente. En la oscuridad todo pareció más inofensivo y a la vez, más inquietante.

Sería mejor sin saber quien era, sería más divertido. Dos millones no significan nada comparado con saber su nombre. Pero no se habían visto antes, y tampoco sería hora.

Las esquinas son el lugar de las princesas populares. Son su único lugar. Y todo el mundo sabe, el punto del dolor. Esa esquina en la que se concentra su origen, su genealogía, extendiéndose, dispersándose, evaporándose en hedor hacia la gran ciudad.

Podría haber sido divertido, jugar a disparar.

1 comentario:

Patri Hache dijo...
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